Enrique Melgarejo R.,MD
Presidente Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular.
Realmente es alarmante el resultado de la Encuesta Nacional de Salud Nutricional publicada
ayer. Los resultados son mayores a lo esperado.
La obesidad es simplemente la resultante de un aumento de la ingesta de calorías y una
inadecuada manera de “quemarlas”. Es decir, la consecuencia de comer insanamente (no
nutrirse) y no moverse. Usualmente el sobrepeso y la obesidad van de la mano con el
sedentarismo (salvo casos de enfermedades metabólicas como P,Ej. El hipotiroidismo).
Y ese exceso de calorías se adquiere en gran parte por el consumo exagerado de grasas y
fritos (sobre todo si son de origen animal), y de carbohidratos o de harinas. Las grasas de
origen animal son grasas saturadas y de difícil metabolismo, tendiendo a acumularse en todo
el organismo, pero más evidente en el abdomen. Esta es la grasa realmente mala porque es la
que se oxida y genera inflamación en las arterias, iniciándose el proceso de aterosclerosis o sea
la formación de placas de colesterol en la pared de las arterias que finalmente llevan al infarto
del corazón. Pero además, las grasas o aceites “re-fritos”, o sea reutilizados, generan las grasas
trans, que son además tóxicas. Entonces, aceite usado, aceite botado. Y otra fuente de calorías
que lleva a la obesidad es el consumo de muchas harinas (arroz, papa, yuca, etc.), y peor si
además son fritas o cuando se comen en conjunto. Es decir, debemos comer tan solo una
porción de harina en cada comida, y no azúcar ni bebidas azucaradas. Finalmente: si tenemos
un perímetro abdominal o “barriga” de más de 90 centímetros en hombres o 80 centímetros
en las mujeres, estamos con exceso de calorías y con un alto riesgo para hipertensión arterial,
diabetes, infarto, “derrame cerebral” o falla renal. Todo esto es la ignorancia que mata.